LA
PRIMERA LECCIÓN PARA OBTENER CARIÑO
Del
Libro “Diecisiete” Maneras de Amar
Preguntaron
a una madre cuál era el secreto para obtener que sus hijos fueran tan amados
por los demás, y ella respondió: "Mi primera lección es enseñarles a
sonreír".
Y
resumía así los consejos que ella da a sus hijos: Sonríe, sonríe, hasta que
notes que tu continua seriedad o tu severidad habitual hayan desaparecido.
Sonríe,
hasta que logres que el calor de tu rostro alegre, caliente tu corazón que
tiende a ser frío.
Recuerda
que tu sonrisa tiene un trabajo que hacer: ganar amigos para ti, y almas para
Dios. Puedes ser apóstol con sólo sonreír.
Sonríe
a los rostros solitarios.
Sonríe
a los rostros enfermos.
Sonríe
a los rostros arrugados de los ancianos.
Sonríe
a los rostros sucios de los pordioseros.
Deja
que en tu familia todos gocen de la belleza y de la inspiración que provienen
de tu rostro sonriente.
Cuenta,
si tú quieres, el número de sonrisas que la tuya haya despertado en otros
durante el día.
Ese
número representa cuántas veces tú has fomentado la felicidad, la alegría,
el ánimo y la confianza en otros corazones.
La
influencia de la sonrisa se extenderá hasta donde tú ni siquiera alcanzas a
sospechar.
Tu
sonrisa te abre muchas puertas, allana las dificultades y hasta puede obtenerte
excepcionales favores.
Puede
ser un comienzo de conversión a la Fe.
Puede
ganarte un sinnúmero de verdaderos amigos.
Y
sonríe también a Dios: aceptando lo que él quiere que te suceda, porque ya
sabes que todo redunda en bien de los que aman al Señor.
Sufrir
con amor es delicioso, pero sonreír en el sufrimiento es el arte supremo del
amor.
Sonreír
en el sufrimiento es cubrir con pétalos vistosos y perfumados las espinas de la
vida, para que los demás sólo vean lo que agrada, y Dios, que ve en lo
profundo, anote lo que nos va a recompensar.
Y
así obtendrás que en el último día, Cristo tu Juez, te sonría también
satisfecho y te lleve a donde nunca vas a dejar de sonreír.
P. Eliécer Sálesman