TIEMPO Y CONTRATIEMPO

 

 

Adaptada y modificada

 

 

“Señor, he salido a la puerta y fuera había hombres: Iban, venían, marchaban, corrían. Las bicis corrían, los coches corrían, los camiones, corrían, la calle corría, la ciudad corría. Corrían para no perder el tiempo, corrían en persecución del tiempo, para atrapar el tiempo para ganar el tiempo.

Hasta luego, Señor, excúsame, no tengo tiempo.

Volveré a pasar, no puedo esperar, no tengo tiempo, Termino esta carta porque no tengo tiempo. Imposible aceptar, me falta tiempo, No puedo reflexionar, no puedo leer, me veo desbordado, no tengo tiempo. Me gustaría rezar, pararme, pero no tengo tiempo.

De niños tenemos que jugara y no nos sobra el tiempo. De chiquillos tenemos que hacer los deberes y no tenemos tiempo... Luego más tarde. El colegio y la universidad: las clases, seminarios, -no hay tiempo. De jóvenes tenemos el gimnasio, deportes,... no tenemos tiempo. Luego más tarde. Recién casados tenemos tantas cosas en qué pensar: La casa, el auto el trabajo. Como padres los hijos nos dan tanto que hacer, que no tenemos tiempo. Luego más tarde.

Así los hombres corren persiguiendo el tiempo Señor.

Pasan sobre la tierra corriendo apresurados, atropellados, sobrecargados, enloquecidos, desbordados y no llegan a nada jamás, les falta tiempo, a pesar de todos sus esfuerzos les falta tiempo...

Señor, Tú has debido equivocarte en tus cálculos, hay un error general. Las horas resultan demasiado cortas.

Y Tú Señor, que estás fuera del tiempo, sonríes al vernos batallar con él. Tú sabes lo que haces y no te equivocas cuando distribuyes el tiempo a los hombres. Tú das a cada hombre el tiempo justo para hacer lo que deba hacer. Pero no conviene perder el tiempo, malgastar el tiempo, matar el tiempo, pues el tiempo es un regalo que Tú nos haces, pero un regalo fugitivo, que no se puede meter en una lata de conservas.

Señor, es verdad que tengo tiempo, tengo el tiempo, tengo todo el tiempo mío, todo el que Tú me das: los años de mi vida, los días de mis años, las horas de mis días todas enteras a mi disposición...

A mí me toca llenarlas, tranquilamente, con calma, pero llenarlas bien enteras, hasta los bordes para luego ofrecértelas.

Por eso esta noche Señor, no te pido tiempo de hacer esto y aquello y lo de más allá, te pido solamente la gracia de hacer bien a conciencia mi misión en el tiempo que Tú me das”

 

Michel  Quoist