ABUELOS
Tener
una persona mayor en casa es un privilegio, una gracia, un don de Dios.
El
abuelo es un testigo de nuestro pasado, es una raíz de nuestro ser.
Cuando
un abuelo es rodeado de cariño y afecto por sus nietos, toda la casa se llena
de luz.
No
importa que al abuelo se le olviden las cosas, que nos cuente la misma historia
varias veces que se le caiga la ceniza del cigarro, eso es natural.
Lo
importante es que si le miramos a los ojos, ojos sin brillo, veamos en ellos, la
sabiduría remansada por el tiempo.
Tenemos
que recordar que , tal vez, un día, nosotros ocuparemos su sillón...nos querrán
si hemos querido.
Nos
harán felices si hemos repartido felicidad.
José Ma. Moliner