CADA
DÍA ELIJO LA FELICIDAD, NO LA DEPRESIÓN
De
“Momentos de Silencio"
La
depresión es un sentimiento de pérdida. Sentimos
depresión siempre que algo a lo que estábamos apegados o con lo cual se
identificaba nuestro ego abandona nuestra vida.
La
rabia reprimida suele convertirse en depresión porque inconscientemente hemos
perdido la integridad y respeto por nosotros mismos.
Al
negar el sentimiento de rabia, no somos sinceros con nosotros mismos.
Para
curar la depresión es necesario aprender a soltarse de los apegos. Una de las
maneras más fáciles de hacerlo es comprender que nunca nada se va de nuestra
vida a no ser que haya algo mejor en camino.
No
es necesario saber exactamente qué es ni cómo ni cuando se va a manifestar.
Solo
hay que sentir la inocencia y la ilusión infantiles, alegres y confiadas, que
ya están en nuestro interior.
A
veces la finalidad de la pérdida es hacernos ver que nos hemos quedado
aferrados a una persona o cosa como si fuera la fuente de nuestra felicidad.
La
felicidad es una parte innata de nuestra naturaleza.
No depende de condiciones externas.
En
cualquier momento se puede elegir ser feliz. Pero en el proceso de elegir lo que
deseamos sentir, no hay que negar los verdaderos sentimientos que tenemos. Eso
es lo que hemos hecho durante demasiado tiempo.
Nos
sentiremos mucho más felices y nos liberaremos de la depresión con mucha más
facilidad si somos sinceros con nosotros mismos y con los demás.
Ante
diferentes situaciones que vivimos, ante pérdidas, ante alejamientos, ante un
despido, ante sucesos inexplicables... nos deprimimos... Debemos aprender a
sufrir sanamente para seguir viviendo, no podemos perder las ganas y el deseo de
vivir y dejarnos morir...
René
Juan Trossero nos dice: "Así es el corazón humano: siempre vive de a poco
lo que la razón sabe de golpe..."
"Llora
la siembra de ayer con la esperanza puesta en la cosecha de mañana!"
Esperanza:
Siempre y en todos los momentos aún en aquellos en que la vida parece teñirse
de negro, y no podemos ver otro color...
Apostemos a la vida, a la felicidad y que el dolor sea un puente astillado que deseemos cruzar velozmente con la firme convicción de saber que en el otro extremo nos esperan momentos felices por vivir.
Reflexión: René Juan Trossero - Graciela Heger