SIGUE
TU SUEÑO
Tengo
un amigo llamado Monty Roberts que es dueño de un rancho en San Isidro. Muchas
veces me ha permitido usar su casa para organizar actividades destinadas a
reunir fondos para programas de ayuda a los jóvenes en peligro.
La
última vez que estuve, me presentó diciendo: - Quiero decirles por qué dejo
que Jack use mi casa. Todo se remonta a la historia de un muchacho que era hijo
de un itinerante entrenador de caballos, que iba de un establo al otro, de una
pista a otra, de una granja a otra, de un rancho a otro entrenando caballos.
Como consecuencia de ello, los
estudios del muchacho se veían siempre interrumpidos. Cuando ya estaba en el
secundario, le pidieron que escribiera un trabajo sobre lo que quería ser y
hacer cuando fuera grande. "Esa noche, escribió una redacción de siete páginas
en la que describía su meta de tener algún día un haras. Escribió su sueño
con mucho detalle y hasta dibujó un croquis del rancho de cien hectáreas, en
el que señaló la ubicación de todos los edificios, los establos y la pista.
Después
dibujó un plano detallado de una casa de mil trescientos metros cuadrados que
se levantaría en el rancho soñado de cien hectáreas. Puso mucho de su corazón
en el proyecto y al día siguiente se lo entregó a su profesor. Dos días más
tarde, recibió de vuelta su trabajo. En la primera página había una M roja
grande y una nota que decía: Ven a verme después de clase. El chico del sueño
fue a ver al profesor después de clase y le preguntó: ¿Por qué me aplazó?.
El profesor le dijo: Es un sueño poco realista para un chico como tú.
No
tienes dinero. Vienes de una familia itinerante. No tienes recursos. Para tener
un haras hace falta mucho dinero. Tienes que comprar la tierra. Tienes que pagar
por la cría original y después tendrás que pagar muchos gastos de
mantenimiento. No podrías hacerlo de ninguna forma. Luego de lo cual, el
profesor agregó: -Si vuelves a hacer el trabajo con un objetivo más realista,
reconsideraré tu nota. El chico volvió a su casa y pensó mucho. Le preguntó
al padre qué debía hacer. El padre le dijo: Mira hijo, tienes que decidir por
ti mismo. De todos modos, creo que es una decisión importante para ti.
Finalmente, después de reflexionar durante
una semana, el chico entregó el mismo trabajo, sin hacer ningún cambio. Y
dijo: Puede quedarse con mi M, yo me quedaré con mi sueño".
Monty
se volvió entonces al grupo reunido y dijo: -Les cuento esta historia porque
están sentados en mi casa de mil trescientos metros cuadrados en el medio de mi
haras de cien hectáreas. Todavía tengo aquel deber del colegio
enmarcado sobre la chimenea. Luego agregó: - Lo mejor de la historia es
que hace dos veranos, ese mismo profesor trajo a treinta chicos a acampar a mi
rancho durante una semana. Cuando el profesor se iba, dijo: “Mira, Monty,
ahora puedo decírtelo. Cuando era profesor tuyo, era una especie de ladrón de
sueños. Durante esos años, robé un montón de sueños de niños. Por suerte,
tuviste suficiente sentido común para no abandonar el tuyo..."
No
dejes que nadie te robe los sueños. Obedece a tu corazón, pasara lo que
pasare.
Jack
Kornfield
Tener
claras las metas, los sueños, los proyectos, si bien no garantizan el éxito,
son fundamentales para conseguirlo. Una nítida visión y la tenacidad en seguir
el camino, pueden hacer posibles las metas que parecían imposibles. Y una vez
que definimos lo que queremos conseguir (el fin), sólo debemos encontrar el
camino correcto (la forma) para lograrlo. Y en esa dirección debemos avanzar
sin que importen las opiniones adversas de quienes conocen nuestros proyectos
pero quizás nos conocen poco a nosotros. Muchas veces por escuchar y acatar las
sugerencias de los demás, nos apartamos de nuestro camino. Y, lo que es peor, a
veces ni siquiera lo iniciamos. Y con el tiempo surgen los auto reproches,
producto de la frustración por no haber hecho lo que realmente queríamos
hacer. Es importante seguir nuestro sueño; seguir nuestro ideal. Porque sólo
tienen éxito las cosas que se desean con fuerza... porque en ellas uno pone
todo su empeño, su amor, su audacia, su paciencia, su dedicación... ¡uno pone
todo de sí! No escuchemos a quienes nos llenan de opiniones negativas, a los
desalentadores, a quienes nos llenan de miedos. Escuchemos, en cambio,
nuestra propia voz interior... Ella será nuestra mejor guía.
Reflexión: Graciela Heger A.