SE PUEDE MORIR DE MUCHAS MANERAS

 

 

Se puede morir de muchas maneras; súbitamente, lentamente; físicamente, espiritualmente. Una de las peores formas de morir es esa forma lenta, casi agónica que produce la falta de incentivación, de estímulo... la falta de un motivo para vivir.

Cuándo se ha perdido el sentido de la vida, cuando el vivir es un mero pasar de las horas, cuando esas horas están plagadas de sufrimiento, de añoranzas, de preguntarse "¿Por qué?" sin hallar nunca respuesta... uno empieza a morir en su espíritu. Y ese cuerpo, continente de ese espíritu debilitado, también se enferma, y comienza el proceso de la muerte total. La muerte de un ser muy amado produce eso en los que quedan: Falta de estímulo para vivir, falta de sentido de la vida... una espantosa sensación de vacío, miles de preguntas sin respuestas. Y el propio fin parece acercarse inexorable.

Pero mientras se transita el peor momento, siempre aparece el milagro. Señales que vienen de la mano de aquellos a quienes extrañamos, y que nos muestran un nuevo camino. Nos ponen frente a nuestros ojos lo que realmente necesitábamos: Un nuevo estímulo; una nueva motivación; algo que redimensione el sentido de nuestra vida. Y no es que vayamos a dejar de extrañar, ni que pasemos a olvidar. Simplemente, aquellos que se fueron de nuestro lado, nos estarán mostrando una nueva forma de canalizar toda la energía de nuestra capacidad de dar... nos estarán mostrando un camino alternativo para nuestro amor...

 

Graciela Heger A.