ODA
A LOS AMIGOS QUE TENEMOS EN INTERNET
Nosotros
nos sentamos, escribimos y miramos fijamente el monitor. Todos nosotros podemos
imaginar lo que esto puede significar. Con nuestros ratones viajamos, por
cuartos como laberintos, buscando algo o alguien como si estuviéramos
hipnotizados. Nosotros chateamos unos con otros, compartimos nuestras penas,
formamos pequeños grupos, y luchamos contra nuestros enemigos. Esperamos por
alguien que escriba nuestros nombres, Queremos reconocimiento y ofrecemos lo
mismo.
Damos
besos y abrazos y en ocasiones coqueteamos. En cuartos chateamos profundamente y
revelamos aquello que nos duele. Nosotros formamos algunas amistades, ¿por qué?,
no lo sabemos... algunas se marchitan, otras florecen y crecen.
¿Por
qué en las pantallas podemos ser tan grandes diciendo nuestros secretos que
nunca han sido revelados? ¿Por qué compartimos, nuestros pensamientos con
aquellos que no nos ven y piensan que somos ciegos?
La
respuesta es sencilla, es tan clara como el cristal. Todos tenemos problemas y
necesitamos alguien a quien contárselos no podemos decírselos a la gente
"real", pero a alguien le debemos contar.
Así
que vamos a la computadora, y hacia aquellos en quiénes
confiamos, aunque pensemos que es algo loco, la verdad siempre permanece:
Son amigos sin rostros, y con nombres muy raros...
Existen
personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de
haberse cruzado en nuestro camino.
Algunas
recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, mas otras apenas
vemos entre un paso y otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de
ellos.
Tal
vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos.
El
primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga hermana, que
nos muestra lo que es la vida. Después vienen los amigos hermanos, con quienes
dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.
Pasamos
a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos bien.
Más
el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a
cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma,
de corazón. Son sinceros, son verdaderos.
Saben
cuando estamos bien, saben lo que nos hace feliz.
Y
a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es
llamado amigo enamorado. Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros
labios, saltos a nuestros pies.
Más
también hay de aquellos amigos por
un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran
a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos
cerca.
Hablando
de cerca no podemos olvidar a amigos distantes, aquellos que están en la punta
de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y
otra.
El
tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de
nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas
estaciones. Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan
cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos
maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.
Te
deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad.
Hoy
y siempre. Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única.
Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.
Habrá
los que se llevaran mucho, pero no habrá de los que no nos dejaran nada.
Esta
es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos
almas no se encuentran por casualidad.
Anónimo